lunes, 2 de septiembre de 2013

¿Cómo se construía? (1). Cimentaciones y muros de piedra a la vieja usanza.

Los cimientos consisten la base de todo edificio y el punto de partida sobre el que se sustentará. Históricamente han sufrido un proceso de evolución desde los orígenes de la construcción hasta llegar a nuestros días donde el hormigón tiene el monopolio en cuanto a material para cimentaciones.

Pero no siempre ha sido así. Desde los inicios de la construcción, se han usado todo tipo de materiales para conseguir un objetivo muy simple pero a la vez complicado de conseguir en determinadas circunstancias: obtener un suelo firme que pueda soportar el peso propio del edificio y las cargas de uso posteriores, todo esto siempre sin sufrir deformaciones excesivas que repercutan en patologías.

A continuación se planeta la hipótesis relativa al proceso constructivo seguido para la construcción de los cimientos[1] de la mayoría de los edificios antiguos del siglo XIX:

a)    Abertura de zanjas de los cimientos hasta encontrar un fondo firme. Era importante el ancho de la zanja para alojar cimientos de buena anchura, para que el reparto de cargas sobre el terreno fuese lo más homogéneo posible, evitando las cargas puntuales[2].
b)    Elaborado de los zampeados por los carpinteros. Un zampeado consiste en una obra que se hace de cadenas de madera y macizos de mampostería para construir sobre terrenos inseguros o pantanosos. En caso de agua de subsuelo en los zampeados, conviene desviarla o detenerla para evitar que llegue a la mezcla de cal del cimiento. También es conveniente dejar reposar los materiales entre hiladas, para que así suelten el agua y puedan empezar a formar la unión.
c)    Llenado de los zampeados, desangrándolos si contienen agua.
d)    Colocación dentro de la zanja de las piedras de mayor tamaño, longitudinalmente, formando los límites de los cimientos. La primera hilada se puede elaborar en seco o, por el contrario y mucho mejor, con una buena base de cal.
e)    Sobre la primera hilada se van asentando y trabando las piedras de mayores dimensiones, llenándose con cal y ripios los vanos que quedan, y con la ayuda de la paleta se introducen también por los rincones, apretando y apisonando la cal y ripios. Se hace referencia cuando hablamos de ripio, a pequeñas piedras o casquijos.
f)     Enrasada una hilada, se empieza otra y así sucesivamente hasta alcanzar la cota de suelo.
g)    Nivelado de la superficie del cimiento para facilitar el replanteo de los muros o paredes que sobre él se carguen.

Sobre los cimientos, se levantaban muros, paredes y/o pilares mediante los cuales se transmitían las cargas hasta la cimentación y que ésta, distribuía de la forma más uniforme posible al terreno. Para la elaboración de los muros de mampostería en piedra caliza, tipología muy usada en construcción hasta el siglo XX, la hipótesis del proceso constructivo seguido se detalla a continuación.

a)    Sobre los cimientos, se replantean los muros y el grueso de éstos mediante miras o estacas. El grueso queda definido por dos reglas o listones que atravesarán el cimiento, demarcando el grueso.
b)    Para la construcción de paredes o muros de mampostería, eran necesarios dos oficiales. Se colocaban cada uno a un lado del futuro muro o pared para ir creciéndolo a la par por ambos lados.
c)    Antes de sentar la piedra, se echaba una fracción de mortero sobre la base, extendiéndose por toda la superficie sobre la que se colocaba la piedra. Además, a la piedra había que buscarle las mejores caras para su colocación. Las piedras una vez colocadas, había que aplomarlas y alinearlas a la cuerda, siendo necesario la mayoría de las veces calzarlas y sentarlas con ripios sin dejar codeos, dejándolas al fin trabadas unas con otras, tal y como se ejecutaba también la mampostería en seco.
d)    En el caso de que el muro o pared fuera grueso, había que macizarlo y compactarlo con un pisón, llenando los huecos entre el vano formado por las dos hiladas de piedra con mortero de cal y arena, así como aportando cascajo y guijo pequeño.
e)    En algunos casos, como en las tapias de tierra, se elaboraban machos de ladrillo, confiriendo una cierta trabazón al conjunto. También se elaboraban con ladrillo las esquinas y cabeceras de muros y paredes, así como las aperturas (bastante comunes en el caso del edificio que nos ocupa).



[1] Proceso constructivo extraído del libro “Arte de albañilería o instrucciones para los jóvenes que se dediquen a él”, de Juan de Villanueva.
[2] Extraído del libro “Observaciones sobre la práctica del arte de edificar, de Manuel Fornés Gurrea, páginas 4 a 8.